Áreas de intervención

Trastorno bipolar
En este tipo de trastornos el estado de ánimo oscila entre episodios depresivos y episodios maníacos o hipomaníacos. Estas oscilaciones, en una parte importante de los casos, siguen un patrón estacional propio de cada paciente.
El factor biológico u orgánico en estos cuadros diagnósticos está ampliamente demostrado. Sin embargo, el trabajo psicológico es muy importante para la toma de conciencia de enfermedad y la fijación al tratamiento farmacológico, así como para la labor preventiva (afrontando mejor las situaciones precipitantes) de detección e intervención temprana nada más desencadenarse los episodios, sin olvidar el imprescindible apoyo a las familias.
Trastornos psicosomáticos
La psicosomática es una disciplina que emerge como un puente entre la Medicina y la Psicología. La primera entiende los procesos psicosomáticos como un “enfermar” funcional, es decir, no hay una patología que origine el malestar. La Psicología científica entiende que en ocasiones el dolor físico se produce como consecuencia de procesos psicológicos predisponentes, como pueden ser un estrés excesivo o un inadecuado manejo y expresión de las emociones (alexitimia).
En este tipo de dolencias las variables psicológicas tienen una importancia determinante.
En definitiva, la psicosomática investiga cómo influyen los factores psicológicos en el inicio, curso y pronóstico de una enfermedad biológica. Por ejemplo, en un cáncer diagnosticado, el estilo de afrontamiento del paciente modifica claramente tanto la calidad como la esperanza de vida. De igual manera, en un proceso de duelo por la pérdida de un ser querido se puede producir un incremento en la tendencia a enfermar. Esto se debe a que se produce una inhibición en el funcionamiento del sistema inmunológico y se crea una mayor vulnerabilidad. La relación es tan estrecha que lo que realmente cuesta es separar los factores biológicos y los mentales.
Detallamos a continuación algunos de los cuadros psicosomáticos más frecuentes:
Gastrointestinales: Úlcera, Dispepsia, Colon irritable.
Musculoesqueléticos: Contracturas musculares, Bruxismo, Fibromialgia.
Cardiovasculares: Hipertensión arterial, Enfermedad de Raynaud.
Pseudoneurológicos: Cefalea, Fatiga crónica.
Dermatológicos: Eccema seborréico, Alopecia areata, Hiperhidrosis, Dermatitis.
Respiratorios: Asma bronquial.
Genitourinarios: Vaginismo, Dismenorreas, Impotencia funcional, Eyaculación precoz.
Cuando, tras una serie de pruebas médicas que descartan la etiología orgánica, sigamos experimentando molestias físicas, hay que considerar seriamente la posibilidad de que haya un factor psicológico subyacente. Y, si a lo que nos tenemos que enfrentar es a una enfermedad orgánica y sentimos que nuestro estado emocional es más un problema que una ayuda, convendría tener en cuenta que el curso de la enfermedad puede estar empeorando por esta situación.


Problemas de personalidad
Los rasgos de personalidad son patrones persistentes a la hora de percibir y relacionarse con el entorno, condicionan la forma de pensar sobre uno mismo, y se manifiestan en una amplia gama de contextos sociales y personales» (Asociación Psiquiátrica Americana, 1994).
Estos rasgos de personalidad nos definen como individuos y nos suponen una ventaja o, en ocasiones, un hándicap en el funcionamiento cotidiano. Independientemente de los acontecimientos a los que nos enfrentemos en nuestra vida, nuestro estilo de afrontamiento es decisivo para una buena adaptación. Hemos de asegurarnos de que somos eficaces y de que nuestro estilo personal no supone un problema añadido.
Cuando nos encontramos con un patrón de personalidad que ocasiona un problema constante, inflexible y generalizado, tanto por el afrontamiento de situaciones como por el estilo de relación, puede que nos encontremos ante un trastorno de personalidad.
En nuestra clínica ayudamos al paciente a desentrañar sus esquemas cognitivos estables a la hora de interpretar la realidad y de relacionarse con los demás, y le facilitamos herramientas que le permitan desactivar o compensar dichos esquemas.
Tipos de trastornos de personalidad (DSM 5. APA, 2013):
- Paranoide
- Esquizoide
- Esquizotípica
- Antisocial
- Límite
- Histriónica
- Narcisista
- Evasiva
- Dependiente
- Obsesivo Compulsiva
Duelo
El duelo por la pérdida de un ser querido es, en principio, una reacción totalmente normal, ya sea por fallecimiento o por separación. Lo que sucede es que, como en cualquier proceso, pueden encontrarse obstáculos en su desarrollo, como emociones demasiado extremas, evoluciones demasiado lentas o reacciones no esperables en un duelo habitual. Hablamos entonces de duelo patológico.
El tratamiento psicológico facilita un desarrollo normal del duelo, y posibilita la resolución de un proceso que se haya podido complicar.


Depresión
El síntoma central, en la mayoría de los casos, es una profunda tristeza que ocupa gran parte del tiempo. Quien padece depresión no disfruta con lo que antes le gustaba y nada le motiva. Aparecen sentimientos muy angustiosos de inutilidad, culpa, e incluso desesperanza, producto, entre otros factores, de un estilo de pensamiento autodestructivo y rumiador. Las funciones mentales como la memoria o la concentración se ven reducidas, y el funcionamiento fisiológico básico también se suele ver afectado (por ejemplo, el apetito o la alternancia sueño-vigilia), pudiéndose experimentar multitud de síntomas físicos como el cansancio y la alteración de diferentes sistemas (el gastrointestinal, el músculo-esquelético, etc). Durante la depresión el sufrimiento es tremendo y difícilmente comprensible por quien no lo ha padecido, por eso no debe extrañarnos la elevada incapacidad personal y laboral que provoca, así como la preocupante frecuencia de pensamientos e intentos suicidas.
- TIPOS: Hay diferentes tipos de depresión dependiendo de su duración y la intensidad de los síntomas (Depresión Mayor, Distimia), y también hemos de tener en cuenta la importancia de las variables biológicas o psicológicas que puedan estar en la base de este trastorno (Depresiones con patrón estacional, en el periparto o como consecuencia de situaciones vividas).
- TRATAMIENTO: Por la gravedad de sus síntomas y por la creciente concienciación social, la depresión es uno de los trastornos con mayor demanda de atención psicológica. En este tipo de problemas la terapia cognitivo conductual está considerada el modelo de intervención con una mayor eficacia demostrada.
Ansiedad
El miedo es un mecanismo de alarma que nos permite adaptarnos a situaciones de amenaza. Sin embargo, cuando la intensidad es desproporcionada y la frecuencia es excesiva podemos encontrarnos ante un trastorno de ansiedad.
- TIPOS: La ansiedad puede presentarse en forma de crisis de pánico, una experiencia muy desagradable y que puede llegar a ser bastante incapacitante, fundamentalmente cuando el temor a que se repitan las crisis impide a la persona desarrollar una vida normal (Trastorno de Pánico y/o Agorafobia). En otros casos puede experimentarse como una preocupación excesiva por casi todo, instalando a la persona que lo padece en un sufrimiento constante (Ansiedad Generalizada). Otra de las formas más frecuentes de ansiedad es el miedo a estímulos o situaciones específicas, como la fobia a determinados animales o entornos (Fobia Específica). Una mención especial merece, por su frecuencia y la limitación que produce, el miedo que aparece en situaciones sociales a ser evaluado por los demás (Ansiedad Social).
- TRATAMIENTO: Los problemas de ansiedad son tan frecuentes que se han convertido en la causa principal por la que se requiere la ayuda de un psicólogo. Desde la perspectiva cognitivo conductual, el trabajo se centra en la comprensión del fenómeno ansioso y en el control de las variables que influyen, tanto en el origen como en el desarrollo del trastorno.


Trastornos obsesivos
Los trastornos obsesivos engloban patologías como el Trastorno Obsesivo Compulsivo, Trastorno Dismórfico Corporal, Trastorno de Acumulación o la Tricotilomanía. Por su frecuencia de aparición y grado de sufrimiento destaca el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Consiste en la presencia de pensamientos atormentadores que resultan claramente irracionales y desproporcionados. Es lo que llamamos las OBSESIONES. Al experimentar altos niveles de angustia, el paciente intenta reducirlos mediante acciones repetitivas, y aquí es donde aparecen lo que se denominan COMPULSIONES o RITUALES.
A muchas personas les causa cierta vergüenza el contenido y lo absurdo de las ideas obsesivas, y les cuesta trabajo pedir ayuda profesional. Sin embargo, el tratamiento psicológico es imprescindible porque un mal manejo del estrés diario y de las obsesiones genera un incremento de las mismas y de las consecuentes compulsiones.
En el Trastorno Dismórfico Corporal el sufrimiento del paciente se centra en la presencia de una preocupación desmesurada acerca de un defecto físico real o imaginado. En el Trastorno de Acumulación la característica fundamental es la dificultad persistente para deshacerse de posesiones, independientemente de su valor real, lo que puede llevar a una situación de almacenaje extremo. En la Tricotilomanía la obsesión se centra en arrancarse el pelo de forma recurrente.
En nuestra clínica tenemos una dilatada experiencia en la intervención con pacientes que sufren trastornos obsesivos, y ofrecemos el modelo de intervención Cognitivo Conductual por su eficacia y su contundente respaldo científico.
Estrés y traumas
Una situación de exigencia externa excepcional nos puede provocar una diversidad de reacciones emocionales, comportamentales y fisiológicas. En principio, nuestra respuesta debería facilitar la adaptación a la nueva situación; sin embargo, puede suceder que la demanda exceda nuestra capacidad, y es entonces cuando hablamos del estrés como problema.
Dentro de este apartado podemos encontrar el Trastorno de Estrés Postraumático y el Trastorno Adaptativo. Hablamos de Estrés Postraumático cuando, tras la exposición a algún evento violento con peligro para uno mismo u otras personas, se experimentan síntomas de intenso malestar psicólogico, tales como recuerdos angustiosos, sueños recurrentes o reacciones emocionales intensas o desproporcionadas al exponernos a estímulos similares.
Nos referimos al Trastorno Adaptativo cuando una o varias situaciones estresantes superan la capacidad de respuesta, y provocan un estado de ánimo deprimido, ansioso o irritable. También se puede dar la circunstancia de que el hecho estresante cese, pero el daño emocional permanezca y sea más intenso o prolongado de lo esperable.


Relaciones interpersonales
Nuestra forma de funcionar como individuos es diferente a cómo lo hacemos en un grupo. Igualmente, nuestro estilo de relación varía dependiendo del ambiente en el que nos encontremos, ya sea en pareja, en familia, en un entorno laboral o en un grupo de amigos. Podría decirse que somos siempre iguales pero siempre diferentes.
En el ámbito de las relaciones de pareja se presta mucha atención a la intensidad del sentimiento. Sin embargo, siendo esto importante, no garantiza la duración en el tiempo, resultando más decisiva la buena calidad de la interacción. La pareja contruye su sistema dependiendo de sus personalidades, de las circunstancias y de su estilo de relación.
Por otro lado, independientemente de cómo sean los integrantes de una pareja, hay relaciones que pueden denominarse como patológicas. De hecho, hay relaciones turbulentas que consumen a los cónyuges en un quiero y no puedo destructivo y tremendamente doloroso. En otras, la pareja se va desgastando a base de vivir de las rentas sin reinventarse con el paso del tiempo. Y también es tremendamente frecuente el tipo de relación no basada en una justa reciprocidad, y que termina generando estilos de dominancia-sumisión.
Las dificultades de comunicación con los adolescentes también son un clásico en las consultas de los psicólogos. Con mucha frecuencia acuden padres “a la desesperada” en busca de un entendimiento que parece imposible. Lo que suele originar los conflictos es una difícil transición de la familia con niños hacia una familia de adultos; pasamos del niño manejable -y más o menos obediente- a un desafío permanente, expresión de una personalidad emergente. No obstante, muchos de los comportamientos propios de la adolescencia, pese a ser muy incómodos, pueden ser sanos desde el punto de vista evolutivo.
Las familias de nueva formación son un elemento relativamente novedoso en las consultas españolas pero de muy largo recorrido en otras sociedades como la estadounidense. Es innegable que lo que cohesiona a las familias y motiva nuestros esfuerzos son los afectos, siendo muy probable que los hijos propios y los aportados por la nueva pareja no se encuentren en el mismo nivel afectivo. Una nueva familia requiere de un esfuerzo suplementario que permita igualar las condiciones para un estilo de relación justo.
Las dificultades en el ámbito laboral tienen más que ver con las relaciones interpersonales que con la naturaleza de los trabajos. Se trata de problemas con figuras de autoridad dictatoriales (situaciones de mobbing), con compañeros de personalidad compleja o con clientes demandadores que suponen una exigencia constante y desbordante (burning out).
El sufrimiento se produce con la interacción de personalidades, algunas patológicas, otras hostiles y muchas veces, sencillamente, por intereses encontrados que nos exigen un esfuerzo de adaptación importante y nos pueden causar un grave daño psicológico.
Adicciones
Los trastornos adictivos se han convertido en un importante problema de salud por su elevada prevalencia y por el fuerte impacto que producen a nivel personal, social y sanitario. La repercusión de estas conductas en la persona y su entorno ha hecho que en los últimos años se haya producido un constante avance en el estudio y desarrollo de programas de tratamiento psicológico personalizado y específico en función del tipo de sustancia y de adicción.
En el consumo de sustancias y en la adquisición de las conductas adictivas intervienen múltiples factores individuales y socio-culturales, además de una serie de síntomas de tipo fisiológico, cognitivo y conductual. Todo esto hace que los ámbitos y modelos de tratamiento sean muy variados y multidisciplinares. Dentro del amplio abanico de intervenciones destaca, como la más eficaz, la terapia de corte cognitivo-conductual, basada en técnicas especializadas de evaluación (entrevista, historia clínica, test, etc.) y de tratamiento, cuya efectividad ha sido contrastada en diversas investigaciones científicas
Es importante destacar que, junto a los tratamientos orientados a la abstinencia, al autocontrol o a la reducción de daños, la prevención supone un pilar fundamental en este tipo de conductas.
TIPOS/CLASIFICACIÓN
Podemos clasificar estos trastornos en dos grupos:
1- Trastornos relacionados con sustancias (TCS). Estos se dividen, a su vez, en dos grupos: los trastornos por consumo de sustancias y los trastornos inducidos por sustancias (intoxicación, abstinencia y otros trastornos mentales inducidos por una sustancia o medicamento).
2- Los no relacionados con sustancias (juego patológico).
Por otra parte, fuera de estos dos grupos podemos encontrar las llamadas “adicciones conductuales”, en las que están presentes unos patrones de comportamientos excesivos y problemáticos caracterizados por la pérdida de control sobre la conducta, y un fuerte impulso para llevarla a cabo a pesar de las consecuencias negativas. Es el caso de la adicción tecnológica (internet, móvil, videojuegos, etc.), adicción al sexo, al ejercicio, a las compras, al trabajo, etc.


Atención psicológica a personas sordas
Es una realidad que dentro del ámbito sanitario, y más concretamente en el área de la salud mental, existen dificultades para dar una respuesta -integral, especializada y sin barreras de comunicación- a las necesidades psicológicas planteadas por las Personas Sordas, ya que es muy escaso el número de psicólogos y psiquiatras con conocimientos en Lengua de Signos y con experiencia en la Comunidad Sorda. Debemos destacar que la especificidad no viene definida por el tipo de personas que acuden a consulta sino por cómo éstas son atendidas.
En psicología es imprescindible una buena comunicación, siendo la expresión y el lenguaje instrumentos fundamentales para el diagnóstico y posterior tratamiento. Es frecuente que, debido a las dificultades de comunicación entre el profesional y la Persona Sorda, existan errores en el diagnostico y posterior intervención psicológica; por tanto, una atención directa en Lengua de Signos, sin mediación de un intérprete, asegura una mayor efectividad de dichos procesos.
En respuesta a esas demandas, la atención psicológica dirigida a las Personas Sordas adultas es llevada a cabo en esta Clínica por la psicóloga Elena Hernández. Dicha profesional valora e interviene sobre aquellos aspectos relacionados con los trastornos psíquicos y conductuales de la Persona Sorda y su entorno, y ello a través de una comunicación directa en Lengua de Signos (L.S.E.). De esta forma, la entrevista e intervención psicológica se realizan sin la necesidad de intermediarios (intérprete oficial, familiares, amigos, etc.), facilitándose así la interacción directa paciente-psicólogo y favoreciendo el clima terapéutico o la confianza entre ellos. Debemos añadir que Elena Hernández cuenta con una dilatada experiencia en las diferentes áreas relacionadas con la Comunidad Sorda, y también conoce los aspectos más significativos de su cultura, sus costumbres y valores.
Eladio Rosique Psicología Clínica

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Habilidades sociales
Una de las fuentes de sufrimiento más importantes en nuestra vida es la dificultad para relacionarnos con nuestro entorno. Solemos atribuir estos problemas, exclusivamente, a las diferencias de personalidad, sin darle la importancia suficiente a los estilos de relación. Por supuesto, no todo el mundo es igual de competente en su estilo relacional. En su desarrollo intervienen de forma decisiva los patrones educativos que han modelado nuestro perfil interactivo, sin que seamos a veces conscientes de lo que hacemos bien o lo que hacemos mal.
La relación tiene su técnica y siempre estamos a tiempo de aprender a ser más eficaces, mejorando en nuestro estilo comunicativo, en nuestras habilidades negociadoras y en el establecimiento de vínculos profundos.
Este aspecto cobra una importancia especial en el inicio de la edad adulta, en las relaciones de pareja y familiares, en la educación de los hijos o en el establecimiento de relaciones de colaboración.