
Muchos no saben cuándo resulta necesaria la intervención de un psicólogo. Los síntomas que se exponen a continuación pueden servir de orientación a la hora de tomar la decisión de recurrir a estos profesionales. Estos síntomas no son significativos si se experimentan de forma esporádica, pero si aparecen con frecuencia y condicionan el quehacer diario, es el momento idóneo para pedir asesoramiento psicológico y prevenir la formación de cuadros patológicos más complejos.
- Vivir en un estado de tristeza durante un tiempo prolongado.
- Presencia de miedos desproporcionados o irracionales.
- Experimentar con frecuencia cambios de estado de ánimo sin aparente explicación.
- Tener reacciones emocionales que no parecen propias de uno mismo.
- Tener molestias físicas a las que no se les encuentra una causa médica clara.
- Haber vivido acontecimientos que no se logran superar y que producen sufrimiento.
- Experimentar la presencia de pensamientos o imágenes intrusivos, que no se logran desechar de la mente y que producen angustia.
- Sensación de que el ritmo diario se impone y no se sabe manejar bien.
- Sentir que las relaciones interpersonales (pareja, familia, trabajo…) no son satisfactorias.
- Sensación de cometer una y otra vez los mismos errores y no poder evitarlo.
- Incapacidad para disfrutar de una vida a la que parece no faltarle nada.
- Sensación de profunda insatisfacción vital
- Experimentar impulsos incontrolables y que pueden acarrear complicaciones.
- Explosiones de mal genio con frecuencia. Irritabilidad desproporcionada.